viernes, 29 de enero de 2010


Deberías habermelo dicho. Te pregunto por algún problema y me dices que no te pasa nada. Estabas raro. Niegas todo. Pasas de mi cuando te digo que te conozco lo suficientemente bien como para saber que me estás mintiendo. Ocho meses. Ocho meses y aún no tienes suficiente confianza para contarmelo. No insisto. Paso. 'Ya se le pasará' pienso. Hoy. ¿Qué te vas? ¿Como? ¿Por qué? Ni idea. Ya te has ido. No hay móvil. No hay messenger. No hay direcciones. Ya no queda nada. Prácticamente no volverás, dices. Y yo, ya harta de tener que aguantar que la gente me haga daño cuando y como le sale de los cojones.

lunes, 25 de enero de 2010

Perdona si te llamo amor.

Noche de ventanas entreabiertas para recibir un atisbo de primavera. noche de colchas que protegen y recerdos que dejan dudas y un sabor un poco amargo en la boca. Da vueltas y mas vueltas. A veces, el pasado hace que las almohadas resultan incómodas. Pero ¿qué es el amor? ¿Existe alguna regla, una manera, una receta? ¿O es todo casual y sólo te queda esperar a ver si tienes suerte? Preguntas difíciles mientras el reloj con forma de tabla de surf colgado en la pared señala la medianoche. El. Raro aquel día. No, hermoso. Todavía me acuerdo. Septiembre. Brisa agradable y cielo azul oscuro de una noche apenas comenzada. El y los otros tocando en un concierto improbisado en una nave abandonada, escenario inventado mientras en una pared de carton piedra algunos grafiteros entablan una competición de dibujos y spray. Nosotras habíamos ido allí por casualidad, gracias al bocaboca habitual de la calle. Me gusta su estilo. Palabras de fuego para canciones funky que arañan el corazón. Y Olly venga a decir que está bueno de cojones. Y cada vez que lo dice, yo siento una extraña punzada de fastidio. Porque es guapo. Me doy cuenta. Y de vez en cuando nos miramos, y el me señala mientras canta. Emoción de dos que juegan a distancia, encima y debajo de un escenario improvisado, entre scratch y gente que hace popping y baila al ritmo rápido y explosivo que propone la música. y despues, sorpresa, vuelvo a encontrarmelo en el instituto, en otro grupo, y descubro que tenemos la misma edad, que me mira y me sonríe. Si, es realmente guapo. Comienzan a salir juntos despues de las clases para ir a dar una vuelta en el ciclomotor, a tomar un helado o una cerveza en los centros cívicos, asistir a los ensayos de algún grupo en un sótano. Hasta que todo nos lleva a besarnos entre los sonidos y colores de un sábado por la noche en un local. Luego el viaje continúa, y el beso se convierte en una noche solos aqui en casa; con mis padres en una de sus habituales cenas y mi hermano durmiendo en casa de Vanni. Una casa demasiado grande para un amor quizá demasiado pequeño. Él con una flor. Una sola, dice, porque al menos es especial, única, no perdida en un ramo, confundida con otras. Un beso. Uno solo no. Otro. Y otro más. Manos que se entrelazan, ojos que se buscan y encuentran espacios y panoramas nuevos. Esa vez. Momento único. Que desearías que no acabase. Que fuese el inicio de todo. Descubrirse vulnerables y frágiles, curiosos y dulces. Una explosión. Al día siguiente reúno a las Olas, se lo eplico todo y me sinto grande. Él que me busca, viene a recogerme y me dice: "Eres mía. No me dejarás nunca. Estamos demasiado bien juntos. Te amo." Y después: " ¿Dónde estabas? ¿Quién era ese? ¿Por qué no te quedas conmigo esta noche en vez de irte a la discoteca con tus amigas?" Y comprender que tal vez amar es otra cosa. Es sentirte ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día. Y se lo dices. Se lo dices a él. Y eres consciente de que hay respuestas que quizá deben cambiarse. Es preciso partir para volver a encontrar el camino. El que me mira enfadado, de pie, ante el portal. Y dice que no, que me equivoco, que somos felices juntos. Me coge por un brazo, me lo aprieta con fuerza. Porque cuando alguien a quien quieres se te va, intentas detenerlo con las manos, y esperas poder atrapar así también su corazón. Pero no es así. El corazón tiene piernas que no ves. Y el se va diciendo: "Me las pagarás".El amor no es una deuda que saldar, no regala créditos, no acepta descuentos.
[Perdona si te llamo amor- Federico Moccia.]

miércoles, 13 de enero de 2010

Lara.


Ando por la calle. Enchufo el iPod, lo pongo en aleatorio, hasta estoy deprimida como para pulsar unos cuantos botones... Oh, ¡MIERDA! No, esa no, cambia ya. Joder, el bloqueo... ¿Cual era? Renuncio. ¿Qué mas da? No es una canción, es esa, es LA canción... Oh, dios. Dime que no. Miro mi reflejo en un escaparate. ¿Eso que cae por mi mejilla es una lágrima? Miro al cielo. No, está nublado, pero aun no llueve. ¡JODER! Vuelvo a casa. Por la calle recuerdo aquellas conversaciones, aquellas películas que me comentaba, aquellas fotos, aquellos ojos... Pero sobre todo, a ella. A esa chica sonriente antes de que lo jodiera todo. Abro el móvil. Dispuestos a recordar... Fotos. Avanzo rápido. Aquí están... Aquellos signs que la hacía, que nunca llegué a enseñárselos por falta de tiempo... Llego a casa. Abro la puerta y voy directamente a mi habitación. Me escurro por la pared. Rodeo mis piernas con los brazos. Susurro.
-Te echo de menos, Lara.

lunes, 4 de enero de 2010

UNHAPPINESS


La felicidad, realmente, ¿Alguien conoce su significado? No, creo que no. De hecho, escribo esto basándome en mi experiencia personal, no de la felicidad, sino, mas bien, en todo lo contrario.
En mi opinión, la felicidad es aquella cosa inalcanzable que todos sueñan con tener sin conseguirlo, o, al menos, sin mantenerla durante mucho tiempo.
Luego, estamos nosotros, un pequeño grupo que algunos catalogan de pesimistas, deprimidos, raritos o simplemente nada. Nosotros, somos los que pensamos que la felicidad está sobrevalorada.

Desde que nacemos, nos invitan a pensar que la felicidad es algo fácil de conseguir y mas aún de mantener, ya sea a través de cuentos, películas, obras o mentiras.


Pero no, eso no es así...
La felicidad existe, claro está, no es otro de los estúpidos inventos del ser humano, pero la maquillan bastante... ¿Por qué? Ni idea, supongo que el ser humano es un tanto masoca...

La felicidad tiene dos caras:
Una, la que todos conocemos o nos imaginamos, la feliz, la que todo te da igual porque te sientes bien...
La otra, cuando algo lo estropea... No es raro que pase, puede ser el dinero, los padres, el amor, el tiempo, los amigos o simplemente un mal día. El caso es que se acaba. Y ahí empieza la otra cara, la mala, la difícil de pasar y aquella que, al haberla escondido tanto pilla por sorpresa.

Pongamos el ejemplo de una casa, formada por un piso, el sótano y la terraza. Bien, los que están en la terraza son los que aún no han entrado a la casa (la felicidad) pero se mueren de ganas por entrar... Los que están en el primer piso, son los que en ese momento son felices, pero el piso está lleno de agujeros por el que se cae la gente al sótano, la segunda cara de la felicidad, es difícil salir de ahí, no te imaginas cuanto... Pero una vez estás en la calle, fuera de esa casa, se acaba el dolor. Luego están los que se vuelven a subir a la terraza, en busca de una segunda oportunidad, allá ellos.
Nosotros, ese pequeño grupo, somos aquellos que están en la calle.


Y una vez en la calle, volvemos al principio, creemos que está sobrevalorada.
 
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